martes, 29 de junio de 2010

NUEVO MILAGRO

A treinta y ocho años del nacimiento de mi hija Andrea quien al nacer me inspiró esta poesía.


Junio ensayaba despedidas

Tapizaban su cielo barriletes
de inusitadas formas
y colores.

Y su suelo
la última hojarasca.

El día se mostraba
claro y frío
y en mí había tormenta
y soles tibios.

Al morir de la tarde
se perfiló la noche
de azul profundo
y brillos diamantinos.

Y mi cuenco se abrió
para tu paso.

Y eras de luz lunar
y aromabas
a lirio vespertino.

Y fue canto tu llanto
Y tu sueño tranquilo.

                 Julia Cerles

lunes, 21 de junio de 2010

EL BESO


La vastedad del campo

era un océano de color y sonidos.
Parecía replegarse
con las primeras sombras del crepúsculo.

Un sol anaranjado orlaba
la húmeda oscuridad de los árboles
y la fragancia profunda de los pinos encumbraba
el dulce trino azul de tu garganta.

El verso nacarado fluía en tu voz,
como agua mansa.
Todo giró de pronto. Se esfumaron
sonidos y colores. Se detuvo la brisa.

Sólo tu voz, tu forma, tu textura
hacían el paisaje.

Anclados a la orilla de tu risa
mis labios demoraronsé en tu savia
y una estrella sin rumbo anduvo errante
celosa de mi amor y de tu magia.

                                  Julia Cerles

jueves, 10 de junio de 2010

PLEGARIA DE OTOÑO

Yo en Montevideo-Noviembre de 2005


No quisiera perder la maravilla
de tus manos sobre mi piel rotosa
pues cuando el tiempo su hermosura humilla
sigue aromando la fragante rosa.

Sin tus dedos surcando mis orillas
sería árbol sin fruto, rama seca
estatua, de carcomida arcilla
flor moribunda en medio de la estepa.

Si te hundiste en el sol de mi verano
y bebiste mi miel de primavera
no me niegues la dicha de tus manos
delineando fervientes mis fronteras.

Regálame el dulzor de tus caricias
líbrame del suplicio de la espera
y yo retoñaré entre hojas ocres
en destellantes flores mañaneras.

                                                 Julia Cerles

jueves, 3 de junio de 2010

INASIBLE



Dónde te escondes, ánfora de vida
puñal que hiere con deleite pleno,
fruto jugoso, cáliz de veneno,
del que bebí una vez estremecida.

Te muestras y te alejas fugitivo,
ave que apenas rozar alza su vuelo,
manantial a la sed del peregrino
mojas mis labios y eres polvo luego.

Despiertas la pasión aletargada
con tus labios de brasas encendidas,
y en la marea que agita tu mirada,
puedo ver ya cercana la partida.

Vaso repleto de néctares sutiles,
poción amarga que me da la muerte,
aunque mi corazón sangre destile
tras tus huellas iré para beberte.

                                                      Julia Cerles