miércoles, 31 de marzo de 2010

A LOS QUE HACEN LA GUERRA

Salvador Antonio Vargas
Autor de esta  poesía, dando una conferencia en una muestra organizada por los Veteranos de Esteban Echeverría.

Tú que haces la guerra ,
¿Aquién quieres que odie?
¿al indio? ¿Al inglés? ¿Al cristiano?
¿Al chileno?
¿Al judío? ¿Al árabe? ¿... a quién
quieres que odie?
Si mi sangre tiene al quichua del inca,
al araucano chileno, al inglés ferroviario,
al andaluz árabe y judío, también
al sardo.
Y hasta la de Cristo, que un amigo
cura me convidó en su misa.
Tú que haces la guerra,
¿A quién quieres que odie?
¿Al obrero? Si suda conmigo.
¿al empresario? Si aprendo y vivo.
¡Al militar? Si aún con su arma
es mi hermano y amigo.
Tú que haces la guerra,
¿Quién eres?¡Que quieres que al hombre aniquile!
Tú que haces la guerra...
¡No importa qué guerra!
Pero sí, que matas,
que siegas con bombas o balas,
con terror o hambre,
con irresposabilidad o cinismo.
tú que haces la guerra, ¿quién eres?
¿De qué te  disfrazas?
¿De dama de hierro?
¿De hombre de acero?
Que Dios te perdone
hijo de lo vano,
padre de la nada.

Salvador Antonio Vargas.

Salvador Antonio Vargas, es padre de uno de ls tres echeverrianos caídos en la Guerra de Malvinas. Desde el principio inició acciones promoviendo la formación de una asociación de padres cuyo fin sería defender el derecho de los padres a proteger la vida de sus hijos. Surge así la PAS, Padres y Amigos del Soldado.
Esto se inicia con una Carta al lector que sólo Cllarín aceptó publicar. A esta siguieron otras redactadas por la Asociación PAS. Entre los considerandos de las misma se encontraba. "Reformmmar la Ley del Servicio Militar Obligatorio"
en la actualidad Vargas participa en todos los eventos de los Veteranos de todo el país. Recorre escuelas y otro tipo de Instituciones dando charlas sobre el tema exhortando siempre al uso de la vía diplomática, nunca el camino de las armas.

domingo, 21 de marzo de 2010

DIVAGO






Divago y llego

a ese mundo remoto

de muñecas de trapo

con cabellos de lana ensortijada.



A las tardes de invierno

con dibujos en vidrios empañados.



Regreso al tiempo

de inocentes insectos atrapados

en frascos transparentes.



A veranos de siestas en el huerto…



Y al temor a crecer,

tan parecido

a este de ya no ser

o ser

entre los muertos.

Julia Cerles