A treinta y ocho años del nacimiento de mi hija Andrea quien al nacer me inspiró esta poesía.
Junio ensayaba despedidas
Tapizaban su cielo barriletes
de inusitadas formas
y colores.
Y su suelo
la última hojarasca.
El día se mostraba
claro y frío
y en mí había tormenta
y soles tibios.
Al morir de la tarde
se perfiló la noche
de azul profundo
y brillos diamantinos.
Y mi cuenco se abrió
para tu paso.
Y eras de luz lunar
y aromabas
a lirio vespertino.
Y fue canto tu llanto
Y tu sueño tranquilo.
Julia Cerles