Un puñado de auroras
en las manos
y en la piel apenas transitada
un crisol
de sentires sin estreno.
Una ansiedad de vuelo
en sus orillas
y un rumbo delineado
abundante de luces
y de entrega..
En un recodo
se agazapó el designio
inapelable y frío,
pergeñó la emboscada
y clausuró el camino.
Intenta una salida y se destempla
en el grito de un pájaro agorero,
recoge alguna imagen luminosa
y en el último aliento,
se inventa un par de alas
y pare, al fin, el vuelo.
Julia Cerles