Fueron para él mis mejores racimos
y bebí de su fuente el agua freca,
dormimos soles y anduvimos lunas
y era simple vivir, como un domingo.
Se apagó el rumor de su vertiente,
se agostaron mis vides en su ausencia,
se hizo gris la celeste transparencia
y la luna se fue por la tangente.
Hoy somos dos contornos desgreñados
inmersos en un mar deshabitado,
vestigios cenicientos del ayer.
La noche anuda horas solitarias
hay clausura de besos y palabras
muero un poco en cada amanecer.
Julia Cerles
Hola Julia,añorando tiempos mejores con las más exquisitas metáforas, como siempre, es un deleite leer el producto de tu inspiración.
ResponderEliminarY están hermosas las dos en la fotografía.
Cuando tu herencia tenga tiempo suficiente para comprender lo que le has escrito, te va a querer mucho más seguramente, ella también va a ser talentosa como su madre y su abuela....beijinhos....para las tres....
Susana.......